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1 de septiembre de 2009

La satisfacción y el low cost

Creo que en general, tendemos a relacionar el precio y la calidad, por lo que a un bajo precio le asociamos una menor calidad y a un alto precio una mayor calidad. A mayor precio, mayor calidad, mayor satisfacción.

Según está lógica, adquirir un producto o servicio de los denominados low cost significaría conseguir menor calidad y por tanto insatisfacción. Al menos éso es lo que nos quieren hacer creer algunas marcas que arremeten contra los productos low cost.

Nada más lejos de la realidad, la satisfacción sólo tiene que ver con las expectativas de los clientes. Un vuelo con Ryanair este verano me lo ha recordado.


Sé que sólo han sido 2 vuelos, pero mi experiencia con Ryanair este verano ha cambiado positivamente mi percepción de su marca.

Cuando compras un billete de esta compañía te vas formando una percepción de ella: menos kilos de equipaje, extras por casi todo, limitaciones con el equipaje de cabina, no escoger los asientos, etc. pero viajando con niños preferí desplazarme hasta Girona y volar directo a Glasgow que utilizar otras compañías más caras y estar 5 horas en tránsito en Londres.

La sorpresa vino cuando salimos puntualmente de Girona en un avión casi nuevo y un interior completamente limpio. Al regreso exactamente igual, salida puntual y lo que parecía un inconveniente -subir una sóla bolsa a cabina- se transformó en una ventaja: todo el mundo tenía sitio sobre su asiento para su equipaje de mano. Y no me perdieron ninguna maleta.

Lo que esperas de una compañía aérea es que te lleve puntualmente a tu destino y que recuperes tu equipaje sin problemas. Nada más y nada menos, todo lo demás es opcional.

Si el servicio percibido es superior al esperado ofreces satisfacción. Por el contrario, si el servicio percibido es inferior al esperado, generas insatisfacción y ¿quién quiere clientes insatisfechos?

La gestión de expectativas es clave en cualquier negocio y ésto sólo se puede conseguir gestionando por completo la experiencia de cliente y, como vemos con Ryanair es posible tener clientes satisfechos y ser low cost.

Durante mucho tiempo los fabricantes "ampliaban" el producto o servicio para diferenciarse de sus competidores. A veces las nuevas funcionalidades añadidas servían para subir el nivel de precios del nuevo producto ampliado. Ofrecer más por el mismo precio funcionaba hasta que los competidores también ampliaban su producto y se iniciaba así una carrera en el sector que llevaba a que el consumidor diera por supuesto que las nuevas funcionalidades pasaban a incorporarse al producto básico puesto que toda la industria las ofrecían.

Ni que decir tiene que la política de "aumentar" el producto debe utilizarse con prudencia por parte de los fabricantes porque toda ampliación añade costes de producción y estructuras que luego son difíciles de revertir.

No soy un experto en el sector de la aviación comercial pero creo que las compañías low cost han ampliado el mercado al recuperar el producto básico, han accedido a un nuevo consumidor que viaja más frecuentemente al disponer de mejores precios. Se las han arreglado para optimizar su estructura de costes y trasladar dicha rebaja al consumidor aunque luego cobren un precio extra por todo lo accesorio.

Las otras compañías, sencillamente, no se han dado cuenta de que alguien se les estaba llevando el queso.

Nota: esta entrada ya parece fruto de un meme que posiblemente se inició con un post de Marc Cortés, que siguió con otro de Marketingtakeaway y finalmente otro de Marco Cimino que también recomiendo que leas.

11 de agosto de 2009

¿Tan difícil es multiplicar?

Parece ser que sí a la vista de lo que ocurre con algunos negocios:

El que lo hace mal
Como ya habréis notado, durante el mes de agosto es difícl encontrar determinados comercios abiertos. Precisamente por éso agradecí a mi lavandería habitual que me dijeran que este año no cerraban, que harían jornada intensiva durante el mes de agosto.

Pués bien, ayer (lunes) llevé 4 tristes pantalones para recojer el viernes y cual fue mi sorpresa cuando me dijeron que no podían asegurarlo, que si luego no estaban que no les dijera nada, que estaban en cuadro por las vacaciones, que si repartía no planchaba...

De nada sirvió que le dijera que marchaba de viaje ni que llevara más de 5 años siendo cliente fiel del establecimiento. Ni siquiera hizo el amago de colocar delante de otros mi pedido. Supongo que no vió más allá de perder una venta puntual (seguro que pensaba que me hacía un favor y todo).


El personal de contacto es el responsable de proveer la experiencia de marca al cliente. No estaría de más instruirle sobre la diferencia entre el valor de una venta y el valor de un cliente, se trata de una sencilla multiplicación:

LTV (lifetime value) = Margen medio de una venta x Nº de ventas durante la vida del cliente.

Por supuesto, encontré otro comercio que tendrá mi pedido para el jueves (éso espero).

El que lo hace bien
¿Os imagináis un desagüe atascado en la cocina? Pués ahora os lo imagináis en agosto y es justo lo que me sucedió la semana pasada en casa.

Después de varios intentos de hacerlo por mí mismo y de declararme incompetente tuve que realizar algunas llamadas para localizar un profesional del barrio. Por supuesto, todos los intentos resultaron infructuosos hasta que hablé con mi suegra y me dió un número de teléfono.

El fontanero estaba de vacaciones pero comprendió la situación cuando le expliqué que marchaba de viaje y que no podía esperar. Pués bien, bajó a Barcelona expresamente, reparó el atasco y me dió recomendaciones de mantenimiento para el futuro (de la factura mejor no hablamos, pero como explica Xavi Güell no te quiero por ser barata).

Su multiplicación será algo diferente:

Margen medio de una venta x Nº de ventas conseguidas por recomendaciones

Un fontanero sabe que su reputación está en manos de sus clientes. El word-of-mouth es la única transmisión creíble para este sector ¿Todavía crees que tu negocio es muy diferente?

Por supuesto que este fontanero se ha ganado un cliente de por vida.


18 de julio de 2009

Ayudar a los clientes a crecer al estilo de Gallina Blanca

La semana pasada leí en La Vanguardia que Gallina Blanca enseña técnicas empresariales para fidelizar a sus clientes de restauración y pensé que era una gran idea. De hecho sigo pensándolo.

En "Gallina Blanca lleva su marketing al bar" se explica que el 20% de la facturación de la compañía corresponde al canal restauración. Muchos son restaurantes familiares que no han tenido formación en gestión empresarial y corren el riesgo de acabar cerrando. La empresa está probando el programa Learning Together y ya han pasado 200 cocineros y dueños de restaurantes por sus aulas aprovechando en gran parte sus recursos internos.

Photo credit: Don't wake me, I plan on sleeping in

¿Qué mejor programa de fidelización puede haber que ayudar a crecer a tus clientes? Sin tarjetas, ni puntos, ni descuentos. Gallina Blanca no está "comprando" clientes, estan ganando su confianza.

Pienso que es una estrategia 2.0 por naturaleza aunque implementada en el mundo físico y puede ser un buen ejemplo para las empresas que se estan planteando su presencia en la web social y entrar en la conversación.

Creo que ayudando a nuestros clientes a crecer logramos:
  • Que los clientes sientan que nos importan
  • Ofrecer contenidos que aportan valor
  • Provocar la conversación (contenidos que se comparten)
  • Afinidad a la marca
  • Aumentar la vinculación de nuestros clientes
Esta estrategia puede servir a las empresas que se dirigen a los consumidores y usuarios finales (B2C), pero también -y especialmente- a empresas que se dirigen a otras empresas (B2B)

Algunos ejemplos en la web:
En resumen, lo que podríamos denominar "marketing educativo" puede ser un buen generador de engagement.

Únete a la conversación y podremos hablar de temas como éste en Twitter.

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