Creo que a las marcas a veces se nos olvida que detrás de cada ordenador hay una persona. Quizás parte de la culpa la tenga la propia denominación de medios sociales, que nos induce a pensar directamente en publicidad, en audiencia y en impactos.
Conviene recordar porqué nos atrae la web social. Llegamos para hacer dos cosas básicamente:
- La primera es conectar con otras personas. Con amigos o futuros amigos. Para estrechar vínculos con gente conocida o para darte a conocer a gente que nos gustaría conocer.
- La segunda es para compartir contenidos: ideas, noticias, opiniones, vídeos, música, etc. Contenidos propios o de terceros.
No tenemos nada nuestro, lo compartimos todo. Incluso esta presentación está hecha con imágenes que sus autores han decidido compartir libremente con la comunidad.
La razón principal por la que compartimos es porque es el nivel más básico de añadir valor a nuestra red social. Cada vez que compartimos un vídeo o un artículo o una canción, lo hacemos porque añadimos valor a nuestras relaciones a la vez que reforzamos nuestro status en la red.
Cada vez que compartimos lo hacemos pensando en nuestros amigos y nadie conoce mejor a nuestros amigos que nosotros. Por éso, no hablamos de las marcas porque sí, si lo hacemos es porque apreciamos a nuestros amigos y porque pensamos que el contenido les interesa de alguna manera.
Creo que las marcas que quieran acercarse a la web social deberían producir contenidos diseñados para compartir. Un contenido que informe, eduque o entretenga.
Las marcas no deberían pensar en la publicidad tradicional: unidireccional e interruptiva. En este sentido, el contenido es la nueva publicidad.
Las marcas han de producir contenidos que valga la pena compartir. Compartiendo los usuarios propagan el mensaje de las marcas y generan conversación.
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